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Las incomodidades de orgullo que pueda provocarte

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por sus caderas... Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras, y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
Pero además le he visto serio, ser él mismo, y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
Por eso, eso que me cuentas de que mírale cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué facil parece a veces enamorarse...
Todo eso de que él puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir viva y a la mierda con la autodestrucción...
Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que él aparezca de golpe y de frente; para decirte: 
-Venga, hazte un
 peta y me lo cuentas


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