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Si me siento derrotada, tú me haces más fuerte.

Tú me dices de volar, yo te digo de bailar. Yo te pido que me beses, tú lo haces sin más. Quieres que te susurre caricias, por la mañana. Les ofreces tus besos a mis labios, que obviamente aceptan tu oferta. Que hay que decirle que no a los miedos, haciéndote valer. Decirle que sí, a tus ganas de vivir, a tus ganas de querer, a tus ganas de sentir. Ven, acércate, te tengo que abrazar  y decirte que te amo,  que te necesito y que nunca me sueltes. Vámonos lejos, muy lejos.
Que en este momento, sólo existimos y yo, en este mundo de locos, y para siempre.


Love me or hate me

Que sí, que yo también sé de todos esos cuentos que dice la gente de que el tiempo vuela. Que un segundo se pasa como media milésima, y un minuto como cuatro horas. Que vale, yo entiendo todo lo que supone enamorarse, todo lo que significa querer a alguien y pequeños efectos secundarios que te causan. Que yo también he oído que necesitas medicamentos para curar enfermedades, pero que tú para mí eres como una droga, me vicias, y sólo me perjudicas. Por esta regla de dos, ¿dónde cojones está mi cura? Yo me quiero olvidar, pasar página, pero que vuelves, me miras y estropeas todo.
Si conoces alguna persona que conozca la cura de tu cuerpo, dame su teléfono, porque yo te juro, que no la encuentro por ningún lado.

Derretirme cuando sonríes, desarmarme cuando te ríes.

Te quiero por cómo me siento cuando te acercas. Por todas esas sonrisas que me das, esos ojos que me enamoran, esa cara de bueno que tienes. Por todo lo que puedes hacer en mí lo más bonito. Pero que yo también sé, que me canso de tanto arrastrarme por ti. Que no vales la pena si es eso lo que quieres. Que yo puedo parecerme a las demás chicas que forman tu montón, pero que no soy ellas.
Soy una idiota, por quererte tanto, por esperarte y por aguantar sufrimiento y dolor constante. ¿Pero sabes qué? Esta boba, tonta y enamorada, se va a olvidar de ti… para siempre. O al menos, intentarlo.

Bienvenidos al espectáculo

Damas y capullos; cierren los oídos y tápense los ojos. Todo esto va como una cosa loca, sin control. Dicen que en este tablero hay una serie de reglas, pero yo veo que las fichas se mueven como les da la gana. Según alguien que seguramente se dedicaba a ver películas americanas de navidad en las que todo el mundo es bueno, y les pasan cosas buenas y eran felices y comían patos, todo acción tenia una repercusión. Y, no. Esa no es la realidad. La realidad es saber que las normas no existen. Que alguien porque se esfuerce no siempre va a tener su beneficio. Que una persona buena no le van a tener que pasar cosas buenas por obligación, y viceversa. Que no te confundas compañera, que aquí todo vale. No salves el culo de alguien, porque seguramente los demás nunca salven el tuyo; y si lo encuentras no lo dejes escapar, aunque va a ser difícil. Vivimos en un mundo en el que las personas solo piensan en ellos mismos y después, en ellos, y más tarde en ellos otra vez; y si luego les da por ahí, pueden que se preocupen del perro de la vecina.
Porque amor, las reglas no están escritas, pero tú, puedes cambiarlas. Porque yo ya no dependo de nadie. Porque el mundo es feo y malo pero le miro a la cara todos los días. Porque, que si aquí nada es justo, yo seré injusta. Si son unos cabrones, a mi a eso nadie me gana. Si quieren que juguemos, jugaremos, con las mismas cartas.



Las incomodidades de orgullo que pueda provocarte

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por sus caderas... Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras, y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
Pero además le he visto serio, ser él mismo, y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
Por eso, eso que me cuentas de que mírale cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué facil parece a veces enamorarse...
Todo eso de que él puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir viva y a la mierda con la autodestrucción...
Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que él aparezca de golpe y de frente; para decirte: 
-Venga, hazte un
 peta y me lo cuentas


Te necesito incluso más de lo que necesitaría necesitarte. ¿Lo entiendes?

''Y que le jodan al amor, que ya está muy visto'', susurraba. Yo pensé exactamente al revés; si está tan usado, podría ser la razón por la que la gente ama tanto, la razón por la que no dejamos de amar a ese alguien, porque nos ha marcado el corazón. 
Puede ser una herida, o tal vez una pieza irrompible. Pero seguimos queriéndole. Que el amor es muy fuerte. Que es un muro que cuesta derribar, pero ¿qué coño? Yo no quiero olvidar aquel amor que cambio mi vida. Bueno, lo que no quiero, es olvidarme, olvidarme de él.